Sin tiempo
La verdad, llevo un par de semanas sin tiempo para escribir nada. Y es que a veces la realidad se impone. Pensé entonces en colgar los ensayos que finalmente he puesto, pero hasta en eso me retrasé, al sentirme cansado y con pocas ganas de hacer los mínimos ajustes de formato que precisaban los textos. Hay momentos así.
El de Swift es sencillamente delicioso. En estos días de libertad de expresión y derechos individuales, me temo que si el irlandés fuera nuestro contemporáneo y publicara un ensayo similar en un periódico, saltarían inmediatamente los miembros de la asociación de ofendidos de turno —o de varias organizaciones, ofendidos por causas diversas y opuestas— a pedir que rindiera cuentas el autor. Y es que hoy nadie parece dispuesto a escuchar aquello que no le gusta. Hay libertad para decirlo todo, excepto lo que le pueda molestar a alguien, no importa lo rebuscada que resulte la justificación de esa molestia. Lo mejor es que la izquierda y la derecha parecen haberse puesto de acuerdo para quejarse por turnos y debido a cosas diferentes de manera que la mejor manera de triunfar en los días que corren es ser insustancial. En cualquier caso, es una muestra excelente de ese humor negro que ha florecido durante siglos en Gran Bretaña y que unas décadas después produciría Del asesinato considerado como una de las bellas artes, de Thomas De Quincey, quien hoy habría sido acusado de incitación al odio o cualquier otra majadería.
Russell es un viejo zorro. Yo estoy totalmente de acuerdo con su elogio a la ociosidad ya que me parece que ésta resulta imprescindible para el éxito de cualquier empeño intelectual medianamente serio. Es cierto que probablemente de ponerse en práctica sus ideas el capitalismo tal y como lo conocemos hoy no sobreviviría, pero la verdad es que tampoco siento mucha simpatía por el capitalismo tal y como lo conocemos hoy.
"La política y el idioma inglés" es uno de los ensayos sobre el tema más importantes que produjo el siglo XX. Resulta descorazonador leer las quejas de Orwell sobre el uso del lenguaje y el periodismo de su momento. Comparado con lo que nos ofrecen hoy, aquello casi parece una edad de oro intelectual. Además de la fascinación que muestran actualmente los medios con la banalidad y el eufemismo, hay que aceptar que la manipulación de la realidad, su falsificación, se ha convertido en la manera natural de "informar" sobre ella, hasta el punto de que la Casa Blanca se haya dedicado en los últimos años a crear noticias "positivas" sobre la gestión de la administración para insertarlas en las televisoras estatales, por citar un ejemplo que no habría avergonzado a los editores de Pravda en los momentos más "duros" del socialismo soviético.
En cualquier caso, son tres ensayos inteligentes y divertidos y me gustan mucho. Como sabía que no iba escribir yo, decidí dedicarle el espacio a tres autores cuya relectura nunca está de más. Espero que los hayan disfrutado.
P. D. Ignoro quién tradujo "A Modest Proposal," encontré el texto en la red y no indicaba su traductor así que no puedo otorgarle el crédito que merece.
El de Swift es sencillamente delicioso. En estos días de libertad de expresión y derechos individuales, me temo que si el irlandés fuera nuestro contemporáneo y publicara un ensayo similar en un periódico, saltarían inmediatamente los miembros de la asociación de ofendidos de turno —o de varias organizaciones, ofendidos por causas diversas y opuestas— a pedir que rindiera cuentas el autor. Y es que hoy nadie parece dispuesto a escuchar aquello que no le gusta. Hay libertad para decirlo todo, excepto lo que le pueda molestar a alguien, no importa lo rebuscada que resulte la justificación de esa molestia. Lo mejor es que la izquierda y la derecha parecen haberse puesto de acuerdo para quejarse por turnos y debido a cosas diferentes de manera que la mejor manera de triunfar en los días que corren es ser insustancial. En cualquier caso, es una muestra excelente de ese humor negro que ha florecido durante siglos en Gran Bretaña y que unas décadas después produciría Del asesinato considerado como una de las bellas artes, de Thomas De Quincey, quien hoy habría sido acusado de incitación al odio o cualquier otra majadería.
Russell es un viejo zorro. Yo estoy totalmente de acuerdo con su elogio a la ociosidad ya que me parece que ésta resulta imprescindible para el éxito de cualquier empeño intelectual medianamente serio. Es cierto que probablemente de ponerse en práctica sus ideas el capitalismo tal y como lo conocemos hoy no sobreviviría, pero la verdad es que tampoco siento mucha simpatía por el capitalismo tal y como lo conocemos hoy.
"La política y el idioma inglés" es uno de los ensayos sobre el tema más importantes que produjo el siglo XX. Resulta descorazonador leer las quejas de Orwell sobre el uso del lenguaje y el periodismo de su momento. Comparado con lo que nos ofrecen hoy, aquello casi parece una edad de oro intelectual. Además de la fascinación que muestran actualmente los medios con la banalidad y el eufemismo, hay que aceptar que la manipulación de la realidad, su falsificación, se ha convertido en la manera natural de "informar" sobre ella, hasta el punto de que la Casa Blanca se haya dedicado en los últimos años a crear noticias "positivas" sobre la gestión de la administración para insertarlas en las televisoras estatales, por citar un ejemplo que no habría avergonzado a los editores de Pravda en los momentos más "duros" del socialismo soviético.
En cualquier caso, son tres ensayos inteligentes y divertidos y me gustan mucho. Como sabía que no iba escribir yo, decidí dedicarle el espacio a tres autores cuya relectura nunca está de más. Espero que los hayan disfrutado.
P. D. Ignoro quién tradujo "A Modest Proposal," encontré el texto en la red y no indicaba su traductor así que no puedo otorgarle el crédito que merece.
1 Comments:
También ando sin tiempo, Gabriel, pero prometo echar más de un vistazo a los tres suculentos artículos que propone.
Gracias de nuevo por la visita.
Publicar un comentario
<< Home