Sobre la virtud en positivo
Hará poco más de un año (todavía estaba en
Mi primera alegría fue el libro en sí. Impreso en Ámsterdam en 1956, no es nada excepcional, pero tiene todo el encanto de los libros viejos, como la cubierta forrada en piel roja o ese olor peculiar que poseen algunos libros antiguos y que al menos a mí me resulta muy agradable. No obstante, incluso dejando a un lado la calidad de la edición, el libro estaba destinado a ser un éxito conmigo: a fin de cuentas, Chesterton es uno de mis escritores favoritos.
Es curioso el destino póstumo Chesterton: ha pasado de ser uno de los autores más conocidos de su generación a ser una suerte de escritor de culto. Cuánto ha influido en ello su condición de escritor católico en Inglaterra y cuánto la forma en que ha quedado fijada nuestra percepción de lo que es un buen escritor —que le debe mucho al esfuerzo conjunto de los escritores modernos de principios del siglo XX y de los teóricos que, por los mismos años, intentaron crear una base científica para los Estudios Literarios—, no sabría decirlo*. En cualquier caso, no es mi interés tratar de dilucidar este asunto o escribir una apología de Chesterton. Baste como recomendación la atención que en su momento le prestaron Jorge Luis Borges, Eliseo Diego y Alfonso Reyes; atención que se concretó incluso en traducciones al español de la obra del inglés, de los cuales resulta especialmente recomendable la versión al español de El hombre que fue Jueves realizada por Reyes.
El libro, sin embargo, escondía una sorpresa más. En uno de sus ensayos —“A Piece of Chalk”—, Chesterton mencionaba algo sobre lo que hacía un tiempo llevaba yo pensando:
“Virtue is not the absence of vices or the avoidance of moral dangers; virtue is a vivid and separate thing, like a pain or particular smell. Mercy does not mean not being cruel or sparing people revenge or punishment; it means a plain and positive thing like the sun, which one has either seen or not seen. Chastity does not mean abstention from sexual wrong; it means something flaming, like Joan of Arc.”
Es siempre halagador encontrar que un escritor que a uno le gusta ha expresado con claridad una idea que uno intuye oscuramente. Fue precisamente quien me regaló el libro la persona que primero me había llevado a reflexionar sobre este asunto.
Se podría decir, sin faltar a la verdad, que soy una buena persona, y sin tratar de abusar de la credulidad de nadie, podría decir incluso que soy bastante generoso. La chica que me regaló el libro, por su parte, compartía estas virtudes, sin embargo, pasado un tiempo en nuestra relación, noté que había una diferencia entre los dos: a saber, que en mí estas actitudes nacían, sobre todo, de la indiferencia.
Es algo que no podría negar, siempre me han interesado, realmente interesado, muy pocas cosas. Me gusta decir que sólo hay cuatro cosas en el mundo que de verdad me importan: libros, música, chocolate y mujeres. Lógicamente, eso es una boutade, pero son pocas las exageraciones que en el fondo no esconden alguna verdad. La mayor parte de las veces en que hago lo que está bien —o lo que pasa por tal en el momento— es, en parte, por un fuerte impulso personal de tratar de hacer lo correcto, pero también porque no me importa mucho el resultado del asunto ni lo que está implicado en él y por tanto adoptar tal actitud no me causa ningún perjuicio. Cuando algo no nos importa, es muy fácil mostrarse generoso y desinteresado. Y si bien hacía tiempo que intuía en mí esta actitud, las cosas resaltan más cuando se contrastan, y en este caso se volvió para mí más obvio cuando me enfrenté a una persona cuya generosidad no sólo sobrepasaba la mía, sino que nacía del deseo positivo de actuar de esta manera y no del desinterés ante el resultado de la acción. Supongo que pude haber pasado por alto el asunto con el pretexto de que al final el resultado era similar en ambos casos, aunque partiéramos de motivaciones distintas, y que en cosas así es el resultado lo que cuenta. Sin embargo, no me gusta percibir algo que me parece un defecto y dejarlo estar, así que desde entonces trato de corregirme obligándome a actuar con coherencia y mostrar generosidad cuando se trata de temas que en realidad me importan, como los libros, la música, mi tiempo personal… Supongo que tendré que esforzarme aún más antes de que pueda considerar con la misma óptica la parte del chocolate y las mujeres.
Me pregunto, no obstante, cuántas acciones en la vida diaria de las personas no son producto de un sentimiento similar: el desinterés por el resultado final de la acción y la impresión de que en ese caso hacer lo correcto es mejor, habida cuenta que no nos exige nada que nos cueste hacer o de lo que no queramos desprendernos. Soy lo suficientemente pragmático para pensar que esto en última instancia no importa, que si el resultado final es para bien, la motivación inicial no debe preocuparnos tanto. No obstante, no consigo desprenderme de la impresión —acaso producto de ese sustrato cristiano que padecemos todos los que pertenecemos a esa imprecisa abstracción que llamamos Occidente— de que hacer lo correcto cuando tenemos algo valioso en juego tiene más mérito, como si la pérdida de algo introdujera un valor añadido que se sumara al que ya existe en la acción en sí. Eso último igual es una equivocación, pero el hecho de que Chesterton haya llegado a sentir lo mismo me hace pensar que puede que, por una vez, no esté del todo equivocado.
* Lógicamente, esta percepción de la que hablo existe entre las personas que poseen alguna formación literaria, ya sea consecuencia de sus estudios universitarios o, lo que es más deseable, de una formación autodidacta. La percepción que de la literatura tienen la mayor parte de la gente (y ahí incluyo a buena parte de la crítica y los editores) es fruto de la casualidad, las convenciones imperantes, la ignorancia y la desidia.
7 Comments:
Hola Gabriel, creo muchos cubanos de afuera te estaran agradecidos por esto. Al menos yo lo estoy. Discrepo en cambio sobre lo apropiado del nombre de tu blog. Es cierto que geograficamente estas fuera de Cuba, pero no creo por eso estes escribiendo “desde afuera” (tal vez de ahi la “densidad”). Pero te entiendo pues las experiencias por las que hemos pasado y aun pasamos los cubanos, siempre nos han empujado a colocarnos en un extremo de lo que sea se intenta definir: no hay grises ni terminos medios, ambos son altamente sospechosos. Por eso me resulta interesante que aunque tu estilo pueda resultar algo dificil, tus temas en cambio son “grises”, sutiles. Una agradable sorpresa ver que un cubano “de afuera” de repente se ha puesto a escribir sobre la virtud. Martiano, aunque cites a Chesterton.
Sigue asi, no te pases al blanco o al negro. Espero mas.
Bueno, gracias por el comentario. No creo que haya muchos cubanos que agradezcan la existencia de mi blog, pero con unos pocos (cubanos o no, afuera o adentro), me conformo.
Respecto al nombre, sí, la primera razón, y la más evidente, es la situación geográfica. Pero hay más.
Por ejemplo, la sensación de estar fuera en el sentido de que tus gustos y tus intereses no estén más de moda, de no ser "fashionable". Es otra manera de estar fuera.
Además, y en un sentido un poco más existencial (aunque totalmente desprovisto de tragedia y sin nada de la angustia de El extranjero de Camus, libro que no me acaba de gustar), la convicción, cimentada por los años, de no encajar, de no pertenecer a ningún grupo, de saber que puedes mezclarte, pero que no te integras.
No me quejo, es algo que simplemente no está en mí. Normalmente, soy un espectador y no importa cuánto participe, en realidad nunca me involucro.
Luego, estar afuera es de alguna manera una condición personal que me acompaña. Pensando en todo eso fue que elegí el nombre del blog, que subtitulé "Una colección de ideas dispersas" porque eso es lo que terminaría siendo incluso aunque intentara darle orden. Nunca se me ha dado el escribir diarios, así que prefiero limitarme escribir sobre lo que me llame la atención a cada momento.
Respecto al estilo, acaso el ordenador no sea el mejor medio para mi tendencia a privilegiar las oraciones largas con muchas subordinadas y oraciones explicativas. Sin embargo, si quiero mantenerme en el rango del "gris", y a ello aspiro, no puedo prescindir de estas construcciones complicadas. Si me relajo, me pongo demasiado asertivo y no matizo las cosas. Me ha pasado antes.
Por cierto, gracias por lo de sutil. Es uno de los mejores halagos que podía recibir, que no es una cualidad que abunde mucho entre los cubanos en los últimos años. En ese sentido, he tratado de aprender de Borges, de Henry James, de Chejov, de Musil. Sigo intentándolo, sigo estudiándolos. No estoy seguro de que vaya a llegarles nunca, pero no está de más aspirar a ello.
Espero que próximos temas consigan también interesarte.
Gabriel, de nuevo creo que te entiendo pues yo tambien casi siempre he vivido con la sensacion de no estar a la moda y de no encajar. A veces me he preguntado si es intencionado, pura excentricidad de mi parte, pero cuando he tratado de “corregirlo” al final me observo, observo a los demas y me doy cuenta de que no lo consigo, no consigo parecerme a ellos y desaparecer en la multitud. Y ahora ya no es posible.
Ahora tambien entiendo mejor el por que del titulo de tu blog, gracias por explicarte mejor. Lamento en cambio no haber elogiado el subtitulo, que me gusta mucho pues creo la mente humana, y la vida, son una especie de collage y cualquier intento de ordenarlas solo consigue pegar otra figurita mas en la cartulina, no se si me hago entender.
Me llama la atencion eso que dices de que nunca te involucras y que solo eres un espectador. Te da miedo involucrarte? A mi si, pero lo hago en la medida de mis posibilidades que no son muchas. Yo creo que involucrarse puede ser interesante, siempre y cuando te asegures que dejas la puerta abierta detras de ti, caso de que sea necesario escapar.
Lo siento, no he leido El extranjero de Camus asi que no puedo opinar al respecto. No he leido mucho en mi vida y lo lamento, aunque trato de corregirlo. Tampoco he leido a los demas autores que mencionas, aunque los conozco de oidas. He leido lo que estaba disponible en mi casa y el repertorio no era muy amplio ni variado. De todos modos, suena bien que los estudies si te gustan y quien sabe a donde puedes llegar, no te autolimites.
No entiendo bien que relacion hay entre que te mantengas en el rango del “gris” y el uso de complicadas construcciones, debe ser que yo realmente no soy especialista en estos asuntos. No soy especialista en nada, no fui a la universidad, solo me considero una persona un poco curiosa. Y tambien me da curiosidad eso de que te pones demasiado asertivo cuando te relajas, y que no matizas las cosas. Por razones que no vale la pena mencionar, la palabra asertividad ha estado demasiado presente en mi vida y nunca ha sido muy relajante que digamos, asi que me da curiosidad exista alguien con la experiencia opuesta.
Bueno, a mi me gusta lo sutil y tambien la palabra “sutil”. Es sutil, no? Y no creo sea precisamente una de las caracteristicas de los cubanos que como todos sabemos “o no llegan o se pasan”. Me pregunto donde y como aprendiste a ser sutil, si es que crees fue algo aprendido.
Perdona si no te digo mucho sobre mi (no pienso hacerlo mas adelante tampoco), pero siempre he tenido ganas de comunicarme con alguien omitiendo los hechos, es decir, esas cosas que no elegimos, sino que nos han sido “dadas”, como la edad, el sexo, el lugar donde nacimos, etc. En ese sentido veo que tu si ofreces algo de ello tanto en tu perfil como en tus textos, si es que todo es cierto, aunque a mi no me interesa averiguarlo. Mi vida no es muy entretenida y de repente he encontrado algo en que entretenerme asi que no lo voy a echar a perder pidiendo detalles. Pero si te dire que supe de tu blog pues un amigo me dio la direccion asegurandome que habia “un loco medio parecido a mi” suelto por ahi. Espero esto no te moleste. Yo no soy mucho de navegar en internet ni siquiera tengo correo electronico, pero bueno, basta de hablar sobre mi.
Me agrada me hayas respondido y te lo agradezco aunque te confieso volvi a revisar con la esperanza de encontrar otro texto. No te distraigas demasiado respondiendole a la gente, porque seguro ya apareceran otros. Yo al menos le di esta direccion a una amiga, pero creo no ha tenido tiempo de entrar.
Ojala un “hasta pronto” sea cierto. Escribe.
Bueno, xale, no sé si mirarás esto, pero llevo dándole vueltas unos días pensando qué responder. O más bien cómo. Es difícil hacerlo con alguien de quien uno sabe tan poco. Excepto tu nacionalidad, que revelaste en el primer post, no sé más. Podrías ser un chico, una chica, o un conejillo de indias que alcanzó la inteligencia producto de un experimento exitoso de la gente de Biotecnología y que encuentra entretenido navegar de noche, leer mi blog y escribirme. Eso explicaría el que no tengas correo electrónico y el limitado repertorio de libros disponible en casa. Los laboratorios no son sitios donde abunde la literatura. Algunos elementos en tu escritura y lo que dices podrían sugerir que eres una chica, pero no me atrevería a afirmarlo. Igual podrías ser un tipo sensible o un gay. La verdad es que en última instancia eso no importa, afortunadamente nada de eso hace falta para dialogar con una persona inteligente, o que me parece inteligente.
Lo del collage se entiende, aunque yo no lo habría expresado igual. Creo que mi primer post habla lateralmente sobre el tema. La vida es caótica. Sólo cuando la contamos es que construimos una narración con cierta apariencia de coherencia y de necesidad. Pero eso es porque simplificamos y dejamos afuera un montón de hechos. Ese orden es una ilusión. El orden sólo pertenece a la esfera del arte, que es una de las razones por las que encuentro tan cómico los que pretenden introducir el caos en la obra artística. ¿Para qué? La realidad ya ofrece eso, y nosotros no somos capaces de competir con ella a la hora de reproducirla.
No me queda claro "involucrarse" en qué. Por lo que tú dices, suena más como una relación personal, digamos de pareja o una amistad. De lo que yo hablaba era de proyectos grupales, colectivos. No voy a decir que deje de ser analítico o que no conserve cierta distancia en mis relaciones personales, sin duda hago ambos cosas. Pero eso no significa que no me involucre. Ahora, cuando se trata de la colectividad... Creo que mi generación ha quedada muy marcada por el abuso de "lo colectivo" por parte del gobierno y ahora es muy difícil unirnos, aunque si se mira la historia de Cuba no parece ser algo nuevo. En cualquier caso, y estableciendo una analogía que no sé hasta que punto resulte válida, es como si hubiéramos hecho el tránsito del compromiso del ciudadano de la polis que predominaba (según la Historia, que no tiene por qué acertar) en Grecia en el siglo V a.n.e., cuyo representante en filosofía es Platón, al estado en que se encontraría tras la guerra del Peloponeso y la conquista de las ciudades griegas por Alejandro con todo lo que siguió, es decir, lo que usualmente se llama el período Helenístico. Es el momento de las escuelas individuales de filosofía: escepticismo, epicureísmo, estoicismo. El momento en que se pasa de la virtud entendida como un hecho colectivo a la virtud entendida como una búsqueda individual. Yo, definitivamente, pertenezco a esta última tendencia, pero mejor dejamos el tema antes de que vuelvan a acusarme de denso. Ah, respecto a lo de dejar puertas abiertas, soy un especialista, aunque más que para ir, lo hago para salir por ahí una vez que me aburro.
Bueno, la universidad está sobrestimada. Créeme, yo fui, así que hablo con conocimiento de causa. Las oraciones se me complican porque trato precisamente de matizar y eso es muy difícil hacerlo en oraciones simples. O podría acumular un montón de oraciones simples, pero eso me parece un error. Borges señalaba que la gente tiene por "conciso" al autor que se demora en 10 oraciones cortas y no al que maneja una larga. Y bueno, si bien es cierto que es complicado ser asertivo en la vida real (aunque me las suelo arreglar para hacer casi siempre lo que me da la gana gracias al simple expediente de no discutir y hacerlo; funciona y no puedo menos que recomendarlo), otra cosa es escribiendo. Como tantos compatriotas, tengo la tendencia a pasarme, una parte de mí rara vez puede resistir la tentación de las afirmaciones dramáticas, aunque sólo sean parcialmente ciertas. En un diálogo literario eso no es un problema, pero cuando uno trata de pensar...
Supongo que lo de sutil es a medias natural y a medias aprendido. Leer determinados autores ayuda. Y luego, mi ex tutora de tesis y profesora de varias asignaturas en la carrera durante años estuvo tratando de disciplinarme, por mi propio bien, la verdad. Y como éramos muy amigos y no lo hacía sólo en aula, sino en el marco de la informalidad, pues creo que también ayudó.
En relación con lo que digo de mí, nada es mentira, aunque algunas puedan ser exageraciones pensadas para provocar. De todas formas, estos textos no están concebidos como algo autobiográfico, sino como algo "literario" y en la literatura, creo, la oposición verdad/mentira no tiene sentido. La literatura no puede reducirse a esta oposición, su única verdad es de tipo estético, o así lo veo yo (maticemos). Keats en su "Oda a una urna griega" dijo aquello de "Truth is beauty, beauty is truth", pero era un chico joven y qué podía saber él de lo que hablaba. Platón tampoco estaría de acuerdo conmigo (no en balde recomendó en su República que se prohibiera la lectura de los poetas), pero, ¿cuándo un filósofo ha entendido de literatura? Aristóteles se acercó con la "Poética", pero en realidad ni él. En cuanto a los filósofos modernos, los que he leído la verdad no me impresionan, empezando por las majaderías que escribió Heidegger sobre la poesía (¿ves?, ESO es ser demasiado asertivo).
Bueno, eres libre de decir (o callar) lo que gustes, y yo de pensar lo que me dé la gana. No creo, sin embargo, que logres omitir la realidad, sólo camuflarla. Somos nuestro pasado, querramos o no, y un buen tratamiento de ese tema aparece en "Espectros" de Ibsen, una obra poderosa. Mann también se ocupa del asunto, entre otras muchas cosas, en "José y sus hermanos".
Saludos
G. S.
P. D. Por cierto, una teoría. Algunos elementos podrían sugerir que eres una persona de cierta edad (sustituir "cierta" por "relativamente avanzada"). Por ejemplo, recordar a Martí cuando se habla de virtud, o no tener mail o navegar poco por Internet. Claro, también podrías ser alguien de mi edad o más joven que es un bicho raro, ¿y quién soy yo para cuestionar eso? De todas formas, mi relación con Martí es, a lo menos, ambigua. En mi interés por el tema creo que mi gusto por llevar la contraria puede tener relación. A fin de cuentas, como advirtió Chesterton en 1901: "El acto de defender cualquiera de las virtudes cardinales tiene hoy toda la exultación de un vicio." Me parece que no le falta razón.
Eres una persona, en mi opinion particular, muy interesante; como esas, de las que uno puede aprender mucho; aunque confieso que creo que la modestia no es parte de tus virtudes. Pero no importa, pues admiro la seguridad en los argumentos que expones. He leido tu blog completo y me ha gustado mucho. Me encanta la gente, por decirlo de alguna forma . Cada persona en si es un mundo; alguna vez quise estudiar Psicologia...
Saludos !
Gracias por la opinión. No sé si de mí se pueda aprender algo, la verdad, habida cuenta que me limito a reorganizar lo que he leído con anterioridad. Es cierto que probablemente eso es lo que hacemos todos. Y no, la modestia no es parte de mis virtudes. De hecho, ni siquiera estoy seguro de que sea una virtud. Como gustaba de decir un amigo: ¡Modestia, apártate!
Gracias por ir a verme ... he estado aqui también haciéndote la visita ... me encantan tus preferncias literarias y tus escritos a manera de ensayo ... te beso y saludo fuerte ...
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